No hay día tranquilo en Valdebebas. Para bien o para mal, el Real Madrid es una fábrica de noticias e información. El miércoles, con la resaca de la repesca del Mundial y del amistoso de España todavía caliente, comenzaba con un comunicado oficial del club blanco en el que confirmaba el positivo por coronavirus de Carlo Ancelotti. El entrenador del conjunto blanco tiene síntomas y está aislado en su domicilio esperando a encontrarse mejor, ya que a estas alturas de la pandemia lo de tener que dar un resultado negativo en una prueba PCR para volver a la actividad no es tan necesario. Mientras el italiano se recupera, el que se ha puesto a los mandos de la plantilla es Davide, primer asistente e hijo del técnico madridista.
Carlo Ancelotti conoce como pocos el mundo del fútbol. Su experiencia le permite estar un paso por delante de la mayoría. Controla los momentos de los partidos, los códigos y las emociones, pero también delega mucho en su cuerpo técnico y, en concreto, en Davide, que es mucho más que un simple asistente. De hecho, en el club hablan de él como “un joven apasionado de su trabajo y obsesionado por la táctica”. Tiene un laboratorio donde se desmenuza a cada rival y se estudian los movimientos propios y contrarios para conseguir la victoria. Junto a Francesco Mauri, Llopis y el resto de staff preparan entrenamientos y partidos. Un trabajo que, como es obvio, luego supervisa con detalle el propio Carletto.
Davide destaca por ser muy directo con los jugadores. Está muy alejado de la figura de asistente pesado que aburre a los futbolistas con discursos eternos y complejos. Él es amigo de decir lo justo para que el deportista capte rápidamente el mensaje. Se ayuda de imágenes y vídeos, pero sólo para que la explicación sea más sencilla. Además, los hombres de Ancelotti saben que en la figura de su hijo tienen un técnico joven, preparado y compresivo con el que pueden hablar y que les va a aconsejar y ayudar en todo momento.
Es habitual ver a Ancelotti en los partidos hablar con Davide. El italiano le consulta casi todo a su principal ayudante, que toma la voz cantante en las jugadas a balón parado. La táctica es su territorio. Ahora, si Carlo no se recupera a tiempo y no puede estar en Vigo para el trascendental duelo en la lucha por la Liga contra el Celta, tendrá que asumir galones. En Valdebebas nadie duda de que está preparado.